martes, 12 de junio de 2012

Amante Renacido/Argumento

Argumento

En los rincones más oscuros de la noche en Caldwell, Nueva York, un conflicto como ningún otro ruge. La ciudad es el hogar de un grupo de hermanos nacidos para defender a su raza: los vampiros guerreros de la Hermandad de la Daga Negra -e irreconocible como el líder de los vampiros que una vez fue- Tohrment está físicamente demacrado y triste más allá de la desesperación. Cuando empieza a ver a su amada en sus sueños, atrapada en un frío y aislado infierno, Tohr se vuelve a un egoísta ángel caído con la esperanza de salvar a la que ha perdido.
Cuando se le dice que él debe aprender a amar a otra para liberar a su ex compañera, Tohr sabe que están todos condenados... Excepto que entonces, una mujer con una historia sombría comienza a llegar a él. En el contexto de una guerra que asola con los lessers, y con un nuevo clan de vampiros que compiten por el trono del Rey Ciego, Tohr lucha entre el pasado enterrado, y un muy caliente, futuro lleno de pasión..., pero ¿puede su corazón dejarla ir y liberarlos a todos?


Dedicado a ti:
 Ha pasado tanto tiempo,
demasiado,
desde que has tenido un hogar


Los vivos y los muertos,
son todos iguales
simplemente todos buscan su hogar.
LASSITER

Amante Renacido/Capitulos 1 2 3


PRIMAVERA


Capítulo 1

—¡El cabrón se escapa por el puente! ¡Es mío!
Tohrment esperó un silbido como respuesta y, cuando llegó, salió disparado detrás del lesser. Sus shitkickers salpicaron varios charcos con fuerza, las piernas se movían como pistones y cerró los puños con fuerza. Pasó contenedores de basura y coches de mierda, dispersó ratas e indigentes y saltó por encima de una barricada y de una moto.
Las tres de la mañana en el centro de Caldwell (Nueva York) ofrecía bastantes obstáculos como para seguir con la puta fiesta. Desafortunadamente, el imbécil del asesino que iba delante de él lo estaba llevando en una dirección que no le gustaba nada.
Cuando ambos llegaron a la vía de entrada dirección oeste del puente, Tohr quería matar al loco… naturalmente. A diferencia de la cantidad de privacidad que se podía encontrar en el laberinto de callejones alrededor de los clubes, en el río Hudson el tráfico estaba garantizado, incluso a estas horas. Bueno, claro, el puente levadizo Herbert G. Falcheck no iba a estar lleno de coches, pero sí que habría alguno, y Dios sabía que hoy en día cada humano al volante tenía un maldito iPhone.
Había una norma en la guerra existente entre los vampiros y la Sociedad Lessening: mantener la puta distancia con los humanos. Esa raza de orangutanes erguidos y cotillas era una complicación a la espera de entrometerse y lo último que alguien necesitaba era la confirmación generalizada de que Drácula no era un producto de ficción y los zombis no eran solamente una serie de televisión que no estaba mal.